En un mundo cada vez más digitalizado, el fraude con tarjetas bancarias se ha convertido en uno de los principales desafíos para consumidores y entidades financieras. Las cifras hablan por sí solas: millones de personas han visto sus ahorros comprometidos, su confianza vacilada y sus pancreásos amenazados. Sin embargo, más allá de las estadísticas, existe un arsenal normativo y práctico a disposición de quienes desean protegerse frente a operaciones no autorizadas. Este artículo te guiará paso a paso para que puedas ejercer tus derechos, actuar con rapidez y fortalecer tus hábitos de seguridad financiera.
Durante 2025, las modalidades de fraude han evolucionado a un nivel inesperado. Los estafadores aprovechan el auge de la banca online y los sistemas de pago por internet para lanzar sofisticados ataques. Entre ellos destacan los ataques de emulación e inyección, que buscan vulnerar las comunicaciones cifradas y simular operaciones legítimas.
En paralelo, el uso de malware móvil dirigido a aplicaciones bancarias ha registrado un incremento alarmante. Los delincuentes priorizan la calidad de los datos robados, obteniendo información de identidad de alta precisión para incrementar las probabilidades de éxito en sus maniobras. Esta nueva realidad exige estar alerta y comprender tanto las amenazas como los mecanismos legales disponibles.
Los números dan cuenta de la magnitud del problema y ayudan a comprender su alcance regional. En Chile, por ejemplo, el fraude con tarjetas de débito registró un aumento del 113% durante 2023, mientras que las tarjetas de crédito crecieron un 20% en el mismo periodo. Visa ha estimado que el 75% de los casos se clasifica como “fraude amistoso”, cuando el titular desconoce un cargo legítimo y solicita un contracargo.
En Perú, las denuncias por estafa con tarjetas subieron de 13.986 casos en 2020 a 33.756 en 2023. En Colombia, los intentos de fraude digital crecieron un 206% durante la pandemia, y el robo de identidad se disparó un 339%. Estas cifras demuestran cómo las pérdidas ya superan los 900 millones de dólares en 2025, y cómo las personas mayores salen especialmente afectadas, quedando vulnerables a sofisticadas maniobras de ingeniería social.
Para enfrentar una amenaza, primero hay que conocerla. A continuación, se describen las modalidades de fraude más extendidas:
Conocer estas definiciones te permitirá identificar rápidamente cualquier irregularidad y tomar decisiones informadas al momento de presentar una reclamación.
Ante un cargo desconocido o una transacción sospechosa, la normativa vigente en varios países de la región protege al consumidor. Gracias a la reforma de la Ley N° 20.009 en Chile, vigente desde agosto de 2024, y normativas similares en otros países, cuentas con mecanismos claros para reclamar y recuperar tus fondos.
Estos derechos no solo representan un respaldo legal, sino una herramienta para recuperar tu tranquilidad financiera.
Más allá de tus derechos, es esencial adoptar hábitos seguros en el manejo de tus tarjetas y datos personales. Prevenir un fraude es siempre mejor que enfrentarlo después.
Estas acciones incrementan tu nivel de seguridad y te acercan a una relación financiera más consciente y responsable.
Si detectas una posible estafa, la rapidez y el orden en tu respuesta marcan la diferencia. Sigue estos pasos esenciales:
Al actuar con determinación y cooperación entre instituciones, consumidores y reguladores, maximizas las probabilidades de recuperar tus recursos y minimizar el impacto.
El fraude con tarjetas no es un problema aislado; es un fenómeno global que requiere soluciones colectivas. Las instituciones financieras avanzan en mecanismos de autenticación biométrica y análisis de comportamiento en tiempo real, pero la eficacia de estas herramientas depende de la colaboración de cada uno de nosotros.
Estar informado sobre las últimas novedades, compartir buenas prácticas con tu círculo familiar y profesional, y exigir a las autoridades y bancos estándares más altos de seguridad, son acciones que contribuyen a un ecosistema más robusto.
En este camino, tu papel es fundamental: mantén una actitud activa, cuestiona cualquier actividad inusual y ejerce tus derechos con confianza. Solo así, unidos como sociedad, podremos construir un entorno financiero más seguro y justo.
Referencias